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17.10.06

El teatro, una herramienta en la escuela

Aquí tenemos nuestra primera colaboración. Esperamos muchas más.
Por Antonio de la Fuente Arjona. Cuando se habla de “teatro en la escuela” suele entenderse como una actividad cuya finalidad parece ser la representación pública de un texto (ya sea de un autor determinado o de creación colectiva a partir de los ensayos e improvisaciones) al final del curso escolar o en otros días señalados… Sin excluir claro está esa posibilidad, los libros publicados por De la Torre en su colección “Alba y Mayo Teatro” (“El Ladrón de Palabras”, “La Sombra Misteriosa”, “Mi amigo Fremd habla raro” de Antonio de la Fuente Arjona, e incluso “La niña que no sabía que lo era” de Sury Sánchez) fantasean con una propuesta que, aunque de apariencia modesta, deviene en ambicioso plan.
Recluido en la intimidad del aula, despreocupado del aplauso del público y liberado de artificios (luces, decorados y demás zarandajas técnicas), el teatro, sin evitar lo lúdico, se adentra en lo pedagógico. Allí donde lo importante pasa a ser la vivencia y no la exhibición.
¿Pero es que el teatro puede servir para enseñar matemáticas o lengua o historia?... Pues sí, ¿por qué no? ¡La expresión dramática al servicio de la educación! No como una actividad aparte (casi siempre ajena al hecho educativo) sino formando parte de cada materia en cuestión: en fin, como una herramienta más que por igual facilite (enriqueciéndolo) el trabajo del profesor y oriente (con la práctica) el entendimiento de los alumnos.
Se abre así una doble vía, una doble puerta a una fantástica aventura circular: ¿iniciarse en el mundo teatral estudiando o estudiar mientras se hace teatro? Cualquiera de los dos caminos nos llevará inevitablemente al siguiente. ¡Pasen y vean!
No hay grandes secretos ni doctos consejos (tampoco son necesarios), estos cuatro libros (“El Ladrón de Palabras”, “La Sombra Misteriosa”, “Mi amigo Fremd habla raro” y “La niña que no sabía que lo era”) trufados de juegos, ideas y ejercicios, tan solo aventuran unas bases, sencillas pero sólidas, sobre las que cada cual podrá ir construyendo a su medida esta teoría o fantasía.
Porque más que conocimientos dramáticos (que tampoco vienen mal, por supuesto) lo principal es echarle ganas e imaginación, que la mejor manera (sino la única) de entrar en contacto con el juego dramático y sus amplios recursos, es precisamente ésa: jugando y experimentando.

+ INFO en: http://delafuentearjona.viadomus.com

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